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El conducto arterioso es un vaso sanguíneo fetal que conecta la arteria pulmonar izquierda con la aorta. El conducto arterioso permite que la sangre evite la circulación pulmonar. Después del nacimiento, el conducto arterioso permanece abierto hasta 72 horas y luego se constriñe e involuciona, convirtiéndose en el ligamentum arteriosum. Si este proceso no ocurre, se produce el conducto arterioso persistente, una afección que causa hasta el 10% de los defectos cardíacos congénitos. El conducto arterioso persistente es dos veces más frecuente en las niñas (sobre todo en las prematuras) y provoca un soplo continuo en maquinaria en el examen clínico. El conducto arterioso persistente puede estar asociado a otros defectos cardíacos; un ultrasonido cardíaco puede confirmar el diagnóstico. El tratamiento tiene como objetivo el cierre de la estructura remanente, ya sea por medios farmacológicos o quirúrgicos.
Última actualización: May 8, 2024
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El conducto arterioso es un vaso sanguíneo fetal que conecta la arteria pulmonar izquierda con la aorta, evitando la circulación pulmonar. Si el vaso no se cierra e involuciona en las 72 horas siguientes al nacimiento, se produce una afección denominada conducto arterioso persistente.
La gravedad de los síntomas depende principalmente del grado de la derivación izquierda-derecha, que es dictado por el tamaño y la longitud del defecto.
Grado de derivación | Presentación clínica | Examen físico |
---|---|---|
Pequeña derivación |
|
Soplo:
|
Derivación moderada |
|
|
Derivación grande | Lactante:
|
|
El soplo continuo del conducto arterioso persistente debe diferenciarse de: