¿Qué es la telemedicina?
La telemedicina es el diagnóstico y tratamiento a distancia de pacientes mediante tecnología de telecomunicaciones.
En la telemedicina, médicos y pacientes no se reúnen en persona, sino que tienen una cita a distancia mediante comunicaciones electrónicas, y toda la información médica y la atención se prestan digitalmente.
En cierto modo, esto existe desde hace mucho tiempo, dice el Dr. Emanuele M., pediatra de California que lleva años trabajando en telemedicina: «Los padres siempre solían llamar a sus pediatras para describir los síntomas de su hijo y obtener un consejo rápido. Pero ahora tenemos el vídeo y muchas otras herramientas, y recientemente (con la pandemia como factor importante) la forma en que la gente percibe la telemedicina ha cambiado drásticamente. Ahora la gente confía mucho más en ella y está más dispuesta a utilizar la telemedicina y beneficiarse de sus ventajas».
Ventajas e inconvenientes de la telemedicina para los pacientes
Acudir al médico sólo a través de una videollamada tiene sin duda muchas ventajas:
- Sin desplazamientos: Se puede ver al médico desde cualquier lugar, sin ningún retraso y evitando largos traslados. Esto puede ser una gran ventaja, sobre todo para quienes viven en una zona remota, las personas que tienen problemas para desplazarse físicamente, o para cualquiera que simplemente no pueda disponer del tiempo libre en el trabajo para hacer el largo viaje y esperar en la consulta de un médico. Además, la telemedicina es una gran opción para las personas que viajan fuera de casa y necesitan ver a un médico durante el viaje.
- Coste: Para muchos, ver a un médico en persona no es algo para lo que dispongan fácilmente de presupuesto. Debido a que las citas de telesalud suelen ser mucho más asequibles, ésta podría ser una opción popular, especialmente para los jóvenes sin seguro médico.
- Privacidad: Un arma de doble filo. Muchos pacientes desconfían de compartir su información sanitaria en línea, y el riesgo de ciberataques y filtraciones de datos es una preocupación válida. Sin embargo, si se confía en la tecnología, puede resultar más cómodo para algunos mostrar y compartir un problema de salud embarazoso por vídeo, desde su propia casa, con un médico al que nunca conocerán en persona. Es una forma más anónima de recibir tratamiento.
Una razón por la que los pacientes pueden optar por no utilizar la telesalud son los problemas que plantea el uso de la tecnología; por ejemplo, en el caso de los pacientes mayores. El «boom» de la telemedicina también tiene sus inconvenientes: Un número considerable de aplicaciones y nuevas empresas empezaron a ofrecer servicios de telemedicina durante la pandemia, y no todas son fiables ni de buena calidad, advierte el Dr. Emanuele.
¿Cómo es ser médico de telemedicina y cuál es el futuro de la medicina?
Para el Dr. Emanuele, uno de los mayores retos (pero también la parte más interesante) de trabajar en telemedicina es el hecho de que se dispone de una cantidad limitada de información: no se puede tocar al paciente, no se está físicamente cerca de él y no se puede examinar como en una consulta. Lo único que se tiene es la vista en video y lo que dicen los pacientes.
«En una cita en video de 15 minutos, investigas el caso sólo a partir de lo que te cuentan», describe.
Esto lo convierte en una tarea interesante para un médico, pero también muestra las limitaciones de la telemedicina: Al no estar con el paciente, se excluyen muchos exámenes que de otro modo se podrían realizar directamente. Aun así, gracias a la cita de telemedicina, se puede indicar al paciente la dirección correcta o especialista adecuado para realizar más pruebas si es necesario.
Recetar medicamentos después de ver a un paciente por vídeo puede ser complicado, sobre todo cuando se trata de fármacos con mayor riesgo de abuso. Por eso, muchas empresas que ofrecen atención por telemedicina tienen normas sobre qué medicamentos pueden recetarse sin ver al paciente en persona.
Por eso, el Dr. Emanuele M. no cree que la telemedicina vaya a sustituir nunca a las visitas en persona, pero puede ser una ventaja para el sistema sanitario si se utiliza correctamente.
Por ejemplo, las salas de urgencias suelen tener el problema de estar abarrotadas de pacientes. Es discutible si la saturación se debe en gran medida a pacientes que no tienen por qué estar allí pero que no estaban seguros y acudieron para comprobarlo, o a que los pacientes más enfermos tienen que esperar largos periodos de tiempo para su ingreso. En cualquier caso, consultar primero fuera de Urgencias en los casos menos graves ayudaría a reducir los tiempos de espera de muchas personas y aliviaría la carga de trabajo en Urgencias. El médico de telemedicina puede realizar un triage e indicar al paciente si tiene que acudir al hospital, pedirle que concierte una cita periódica o tal vez su problema pueda resolverse directamente en la llamada.
Las afecciones sencillas pueden resolverse con muchos menos recursos, por ejemplo, para un paciente que sufre una infección urinaria, puede bastar con que describa los síntomas en una videollamada. El médico podrá recetarle un antibiótico adecuado, y el problema se resuelve en un corto tiempo sin necesidad de reunirse nunca en persona. Además, en el seguimiento de enfermos crónicos, ancianos y pacientes que acaban de ser dados de alta de una clínica, la telemedicina tiene sin duda su lugar y cobrará más importancia en el futuro. Con el desarrollo de nuevas y mejores soluciones de monitorización remota de pacientes y, con un poco de suerte, la aparición de normativas sólidas y universales para ofrecer atención virtual a los pacientes, la telemedicina puede ser una parte importante del futuro de la medicina.