En el primer día en la Escuela de Medicina nos dijeron que esta “es una maratón, no una carrera corta”. Convertirte en doctor es un proceso largo y agotador, y por buenas razones. Llegará el momento en que alguien ponga su vida en tus manos y deberás saber qué hacer al respecto. Sentirás más presión de la que hayas sentido al leer cualquier libro o hacer cualquier examen al que te hayas sometido. Pero, antes de que llegue ese momento, te encontrarás estudiando y practicando un día sí y el otro también.
Parte del aura de la Escuela de Medicina es que es difícil. Un metaanálisis de estudiantes de Medicina en Estados Unidos, procedentes de todo el mundo, demostró que los síntomas depresivos eran más elevados entre ellos que entre la población estadounidense en general. Un estudio global reveló que la tasa de prevalencia de la ansiedad era de 33.8 por ciento para los estudiantes de Medicina. ¿Cómo se llegó a este porcentaje? ¿Qué hace que la Escuela de Medicina sea tan estresante?
Fuentes de estrés de la Escuela de Medicina
La Escuela de Medicina puede ser estresante por diversas razones, pero no todas estas razones son las mismas para todos. Algunos pueden manejar fácilmente una mayor carga de trabajo. Otros pueden sobrellevar sin problemas la tensión emocional. Podria parecer que algunas personas se las arreglan bien, pero después resulta que son las que están sufriendo más.
¿Qué tan estresante es la Escuela de Medicina?
Como estudiante de Medicina, probablemente estuviste entre los mejores de tu clase durante la mayor parte de tu vida académica. Ingresaste con los ojos muy abiertos, listo para otro reto. Pero cuando te colocan en un entorno en donde todos están al menos en el mismo nivel que tú, parecería que, después de todo, no eres tan inteligente. Repentinamente se apilan las lecturas para el examen que tendrá lugar en unos cuantos días. Con tanta información para estudiar en tan poco tiempo, todos tus esfuerzos se enfocan en aprobar, mientras que tus amigos no médicos cobran sus sueldos, están a punto de casarse y emprenden viajes. Al mismo tiempo, tus compañeros de clase parecen estar bien. Entonces, ¿por qué es tan difícil para ti?
Incluso después de todo ese trabajo extenuante, llega el día del examen y quizá repruebes. Trabajar tanto a cambio de tan poca recompensa se vuelve descorazonador. Sin embargo, no tienes tiempo para revolcarte en tu dolor porque ¡el siguiente examen se aproxima y tiene más contenido que el anterior! Haces de tripas corazón, ya que no te puedes dar el lujo de reprobar. Esto continúa durante dos o tres años en el salón de clases, y luego necesitas equilibrarlo con el trabajo en el hospital.
¿Qué tan estresantes son las rotaciones hospitalarias?
Lo primero que debes aprender acerca de las rotaciones hospitalarias es que los estudiantes de Medicina ocupan la posición más baja en la cadena alimenticia. Esto significa que te regañan y te piden que hagas el trabajo que nadie más quiere hacer. Estarás trabajando turnos de 36 horas con el mínimo descanso y persiguiendo a los residentes que están de guardia contigo.
El hospital es el lugar donde ves lo peor y lo mejor del campo de la Medicina… y lo mejor. En una ocasión, conversando con un paciente esquizofrénico en un pabellón psiquiátrico. Escuché cómo lo afectó su diagnóstico. Su voz se quebraba al narrar que fue separado de su familia por años. Pero su tono se elevó cuando me dijo que el tratamiento le permitió presentarse nuevamente en público. Dejó de escuchar voces, comenzó a asistir a la iglesia que estaba cruzando la calle y pudo volver a hablar normalmente con la gente. Él fue el primer paciente de mi vida.
El cambio de emociones puede ser abrumador. Fatiga, felicidad, tristeza, temor e ira… todo ello puede presentarse en un lapso de una hora. Por sí mismo, eso resulta agotador. Pero vale la pena porque te permite ver los rostros de tus pacientes, conocer sus historias y entender a las personas que están detrás de las enfermedades descritas en los libros. Algunas lecciones no pueden aprenderse en el salón de clases.
Al final de la jornada, tal vez te preguntes si estás hecho realmente para esto, si es así como funciona el hospital. Es una mezcla de días buenos y días malos. Por lo tanto, si olvidas cuidarte, podrías encontrarte exhausto un día.
¿En qué consiste el burnout de un estudiante de Medicina?
El burnout o agotamiento equivale exactamente a eso: agotaste todas tus reservas de energía mental y emocional. Esto no es algo exclusivo de la Escuela de Medicina, pero sí muy común en ella. Una revisión más o menos exhaustiva de artículos de MEDLINE en Escuelas de Medicina durante el periodo 1990-2015 mostró un alto desgaste emocional en 35 a 45 por ciento de los estudiantes de Medicina, mientras que entre 45 y 56 por ciento de ellos presentó al menos un síntoma del burnout.
Algunas personas no saben que atraviesan por el burnout hasta que este repercute en sus vidas y su desempeño. Ser capaces de identificar los síntomas con antelación puede ayudar a evitar consecuencias más severas. Los signos más comunes incluyen, aunque no se limitan a:
- Eludir tareas relacionadas con el trabajo.¿La revisión de libros y notas te resulta más abrumadora que antes? ¿Aplazas mucho el estudio, aun cuando próximamente habrá un examen? ¿Evitas en general acudir a la escuela?
- Menor desempeño. ¿Están bajando tus calificaciones? ¿Te resulta cada vez más difícil asimilar información? ¿Estás pasando malos ratos con temas que solían ser divertidos?
- Síntomas físicos. ¿Te dan dolores de cabeza? ¿Te sientes más cansado de lo normal? ¿Te enfermas más a menudo?
- Desgaste emocional. ¿Te falta energía para trabajar? ¿Te sientes menos satisfecho y motivado? ¿Estás experimentando cambios de estado de ánimo?
¿Qué ocurre durante el burnout?
Aunque los efectos del burnout comiencen en la Escuela de Medicina, este fenómeno puede filtrarse también a tu vida personal. Los estudios demuestran que el burnout puede afectar tu bienestar hasta llevarte a la depresión y los pensamientos suicidas. Tus calificaciones podrían bajar, o bien tus amigos y familiares podrían comentar que estás actuando de manera distinta. He visto a personas aislarse completamente y gritarle a gente que aprecian debido a este agotamiento.
Asimismo, el burnout puede empezar a tener repercusiones en tu trabajo hospitalario. Algunos estudios indican que está relacionado con un aumento en los errores médicos que provocan daño en los pacientes y obstaculizan la atención que estos merecen. Los estudiantes con burnout presentan también niveles más bajos de empatía, lo que redunda en menos calidad de atención.
No puedes tratar a tus pacientes con amabilidad y compasión si no muestras estos sentimientos hacia ti mismo.
¿Qué se puede hacer en relación con el burnout de los estudiantes de Medicina?
Prevenir el burnout en los estudiantes de Medicina es algo más fácil de decir que de hacer. Incluso si no puedes evitarlo, no hay problema, siempre y cuando te esfuerces por cuidarte a ti mismo. De esa manera, te encontrarás en un mejor lugar que antes. Tu estilo de vida en la Escuela de Medicina debería estar configurado por tus necesidades académicas y personales. He aquí algunos consejos para equilibrar ambas:
- Toma descansos para hacer las cosas que te gustan. Eres mucho más que un estudiante de Medicina. Algunos de nosotros somos artistas, escritores y atletas. Tuvimos pasatiempos que nos hicieron quienes somos antes de ingresar a la Escuela de Medicina, y darnos el tiempo para estas cosas marca realmente una diferencia. Incluso puedes recurrir a estas pausas para descansar, meditar o simplemente relajarte.
- Cambia el ritmo. Trabajar en tu habitación se puede volver monótono. Reorganiza tus muebles. Cuando sea posible, estudia en una cafetería o en la biblioteca. Consigue algunas plantas. Estudia en línea con un amigo. Ver nuevas cosas y desear otras puede resultar refrescante.
- Duerme más.Es difícil balancear el sueño con el estudio y el ocio. En este sentido, el manejo del tiempo desempeña un papel determinante. Llevar una agenda o una lista de asuntos pendientes ayuda realmente. Así, llegado el momento de terminar tu trabajo, ¡tendrás tiempo para dormir!
- Actividades escolares. Como cualquier otra escuela, la de Medicina cuenta con organizaciones, eventos académicos e instalaciones recreativas. Hay toda una vida estudiantil por explorar, y esta hará que tu experiencia en la Escuela de Medicina sea más vibrante. ¡Incluso podrías hacer nuevas amistades en el camino!
- Contacta amigos y familiares.Muchos estudiantes de Medicina se aíslan cuando estudian. Pero ¿qué tal hacer una pausa para conectarte con la gente que te importa? Los amigos y familiares están ahí para escuchar tus motivos de ansiedad y consolarte en los momentos difíciles. Es importante recordar que no estás solo en este viaje.
- Habla con un especialista en salud mental.Tal vez también quieras hablar con alguien capacitado para ayudarte en problemas como este. Podrías pensar que no hay tiempo para ver a un profesional, pero resolver las cosas por tu cuenta podría tomarte más tiempo. Además, no hay mal momento para consultar a un profesional, incluso si las cosas están bien. ¡Estas personas sabrán de primera mano por lo que estás pasando!
- Recuerda por qué estás aquí.It Suena cursi, pero es verdad. Tus motivos para convertirte en doctor pueden ayudar a mantenerte enfocado en tu objetivo final. El mantra “siempre recuerda por qué” me ha servido para superar los días más duros porque he tenido presente que mis apuros han valido la pena.
¿Qué es el síndrome de la Escuela de Medicina?
Otro problema común de salud mental es el síndrome de la Escuela de Medicina. No, no es estar asqueado de la Escuela de Medicina, aunque debería haber un término para eso. El síndrome de la Escuela de Medicina es cuando los estudiantes comienzan a pensar en la posibilidad de contraer las mismas enfermedades que aprendieron en clase.
Un estudiante que aprende sobre el cáncer de pulmón podría suponer que algo anda mal si empieza a toser. Las clases en donde se ven ganglios linfáticos agrandados pueden hacer que algunos estudiantes se toquen el cuello en busca de protuberancias móviles. Las personas que presentan el síndrome de la Escuela de Medicina visitarán reiteradamente al doctor para exponerles sus preocupaciones, a pesar de que se les ha dicho que no están enfermas.
Este tipo de hipocondría se origina probablemente en el estrés. Podemos quedar tan exhaustos que nos sentimos indispuestos y comenzamos a pensar que tal vez estamos enfermos de cáncer o de algún padecimiento raro. Si tienes estos síntomas, tal vez sea el momento de consultar a un profesional de salud mental.
¿Por qué los estudiantes de Medicina no buscan ayuda?
¿Sabías que los estudiantes de Medicina tienen tres veces más probabilidades de morir por suicido que sus contrapartes entre la población estadounidense en general? Pese a ello, solo el 15.7 por ciento de los estudiantes busca ayuda para sus problemas. ¿Por qué ocurre eso?
Es un hecho que los estudiantes de Medicina trabajamos excesivamente. No tenemos tiempo para dormir, mucho menos para ver a un profesional de la salud mental. Incluso si tuviéramos tiempo, la cultura sería una gran barrera. Todos están demasiado ocupados manteniéndose a flote para ayudar a otros. Debido a esto, es fácil subestimar los problemas mentales reales y decir cosas como “Es una Escuela de Medicina. ¿Qué esperabas?”, “Te inscribiste para esto” y “¡Eso no es nada! ¡Anoche tomé 15 tazas de café, no dormí y ahora puedo escuchar colores!”.
Dejemos las bromas a un lado , hay un estigma en relación con los problemas de salud mental. ¿Cómo reaccionarían los pacientes frente a un doctor con problemas de salud mental? ¿Por qué mis compañeros de clase pueden con la Escuela de Medicina, pero yo no? Estas son preocupaciones válidas y el motivo por el cual la salud mental necesita más atención. Lo menos que podemos hacer es tenderles la mano a los compañeros que están atravesando por un mal momento. Envíales algunos comestibles, mándales un mensaje o pregúntales cómo puedes ayudar.
Si no nos cuidamos entre nosotros, ¿quién lo hará?
Comentario final
Es cierto que la educación médica necesita cambiar. Pero necesita empezar con la generación entrante de doctores que quieren que cambie. Debemos practicar el cuidado de nosotros mismos y de los demás para fomentar una nueva cultura de amabilidad y compasión para los futuros estudiantes y pacientes. Ellos merecen algo mejor. Nosotros merecemos algo mejor. Después de todo, espero que el doctor en el que te conviertas sea el modelo a imitar que necesitabas cuando eras estudiante de Medicina.